Psicología: Reflexiones desde el sofá para ser mejor competidor

En estos días de reclusión en casa debido a la pandemia que estamos padeciendo, además de seguir los consejos de los profesionales para mejorar su swing, también puede hacer una cosa que sin duda le ayudará a bajar sus resultados y su hándicap: reflexionar.

Y se estará preguntando: ¿reflexionar sobre qué y para qué? Pues le invito a que reflexione sobre usted y su juego con el fin de que pueda llegar a ser un gran competidor, sin tocar un palo y desde su sofá favorito.
 
Puede que esté pensando que solo los buenos jugadores, los hándicaps bajos o los profesionales pueden ser buenos competidores, pero ser un buen competidor no tiene nada que ver con el nivel de juego o el hándicap. Se puede ser un buen competidor teniendo hándicap veinticinco, diez o cero, y al revés. Se puede ser un mal competidor siendo hándicap plus, ocho o veintiocho, porque ser o no ser un buen competidor es una cuestión de actitud.
 
Un buen competidor es aquel que sabe sacar el máximo rendimiento a todas las armas y recursos con los que cuenta en cada momento de la competición, se conoce bien y sabe jugar con sus puntos fuertes y minimizar sus puntos débiles.
 
Por tanto, la primera condición para ser un buen competidor es conocerse, saber con qué recursos cuenta para hacer frente a los retos de la competición. Evidentemente las habilidades y recursos con los que contamos van a depender de los años de práctica, de la experiencia, de la cantidad de horas de entrenamiento y, también, cómo no, de la edad.
 
No cuenta con las mismas cualidades un jugador profesional senior que un jugador profesional de veinticinco años, pero los dos pueden ser grandes competidores sacando el máximo partido a los recursos de cada uno. Y lo mismo podemos decir de jugadores con hándicaps altos y bajos.
 
Por tanto, de las primeras cosas que debe hacer para ser un buen competidor es conocer sus puntos fuertes y débiles y cómo hacer uso de ellos para maximizar el rendimiento y conseguir hacer los menos golpes posibles.
 
Este autoconocimiento se alcanza analizando las vueltas de competición, realizando el análisis cuantitativo, las estadísticas y el análisis cualitativo de las estadísticas. Los números indican qué es lo que ha pasado, qué porcentaje de greenes en regulación hemos cogido, el porcentaje de calles cogidas, los up&downs o la efectividad con el putter desde cualquier distancia.
 
Los números están muy bien, pero nada nos dicen de las causas del porcentaje de calles, de greenes o de la efectividad con el putter.
 
Para saber los motivos que provocan los buenos o los malos números, se hace imprescindible el análisis cualitativo. Quizá la causa de los greenes fallados sean los errores técnicos o las malas decisiones o la falta de determinación y confianza a la hora de pegarle a la bola.
 
Cuando se juntan el análisis cuantitativo con el cualitativo es cuando se obtiene el cuadro completo de lo que ha pasado en la vuelta y, a partir de ahí, se podrán sacar conclusiones de qué se ha hecho bien o mal. Este trabajo, vuelta tras vuelta y competición tras competición, es lo que le va a permitir saber cuáles son sus puntos fuertes y débiles, cuáles son sus armas, qué golpes y situaciones se le dan mejor y en cuáles tiene que mejorar.
 
Con estos dos tipos análisis podrá realizar dos cosas que le permitirán ser mejor competidor:
 
1.- Planificar sus estrategias de juego, la distancia a la que debe dejarse los golpes para aumentar su efectividad, cuándo atacar la bandera y cuándo ser mas conservador o inteligente y jugar a la zona ancha de green, el tipo de golpe o efecto a jugar. En definitiva, aprender a adaptar su estrategia a sus recursos, sin jugar por encima ni tampoco por debajo de sus posibilidades. Y esto no es algo sencillo, es un proceso que se va consiguiendo con el análisis vuelta a vuelta y torneo a torneo.
 
2.- Y aun siendo muy importante el punto anterior, todavía lo es más, después de realizar el análisis cuantitativo y cualitativo, establecer un plan de entrenamiento para conseguir aumentar sus recursos ya sean éstos técnicos, mentales, físicos o estratégicos, y poderlos poner en práctica en las siguientes competiciones.
 
Dedique su tiempo golfístico de confinamiento a mejorar su swing, pero también a reflexionar, a analizar sus vueltas, para que en cuanto podamos pisar otra vez el campo pueda adaptar su forma de jugar a sus puntos fuertes.
 
Por Óscar del Río
Psicólogo Deportivo RFEG
 
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